Productividad laboral en México, estancada desde hace 30 años: Banco Mundial

Juan Carlos Cruz Vargas

La productividad laboral en México se ha estancado en los últimos 30 años, afectada principalmente por el escaso acceso al crédito bancario, las excesivas regulaciones y la poca integración a las cadenas globales de valor, reveló el Banco Mundial (BM).

En su informe, titulado “Crecimiento de la productividad en México: Comprendiendo las dinámicas principales y los determinantes clave”, el organismo internacional alertó que, durante tres décadas, México ha sido una economía en cámara lenta.

A pesar de las reformas, entre 1990 y 2019, el crecimiento económico de México promedió solo el 2.2% anual y el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en relación con Estados Unidos disminuyó de cerca del 30% a menos del 20 por ciento.

De acuerdo con el documento, el crecimiento ha sido impulsado por el crecimiento de la fuerza laboral derivado del dividendo demográfico y, en menor medida, por la inversión de capital.

Sin embargo, esta acumulación de factores se ha visto contrarrestada por un crecimiento negativo de la productividad.

En resumen, el PIB por trabajador (en dólares constantes calculados en paridad de poder adquisitivo) aumentó a una tasa anual de 0.1% entre 1991 y 2020.

Esta cifra está muy por debajo del crecimiento observado en otras economías que partieron de niveles de ingreso ampliamente comparables, como la República de Corea (3.3%) y la República Checa (2%), o incluso los promedios de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y de América Latina, del 1.1% y 0.8%, respectivamente.

En el estudio que analiza datos de más de 20 millones de empresas en el país, encuestadas en los últimos seis censos económicos.

Por ejemplo, según el reporte, en la economía de México hay una deficiente asignación de recursos, debido a la falta de competencia y barreras regulatorias, como resultado, el crecimiento de la productividad tiene lugar cuando las empresas son jóvenes, pero no pueden crecer debido a la falta al acceso a los recursos financieros.

Por si fuera poco, las distorsiones del mercado, como la regulación y la delincuencia también afectan a las empresas.

“Existe una gran disparidad entre empresas, sectores y regiones. Las compañías que están conectadas con las cadenas de valor mundiales replican la productividad de quienes no están conectadas. El acceso limitado a mercados, competencia insuficiente y regulaciones reducen las oportunidades” acotó.

De acuerdo con el estudio, el impacto de la pandemia de covid-19 ha agravado este reto de productividad.

Para impulsar el crecimiento tras la pandemia, el gobierno mexicano está trabajando para garantizar la recuperación de la acumulación de factores. El presupuesto de 2022 pretende revitalizar la inversión pública a través de grandes proyectos de infraestructura, con un enfoque especial en el sur del país.

Mientras que en el ámbito laboral, el gobierno pretende construir un sistema nacional de atención/cuidados y eliminar las barreras que impiden a las mujeres incorporarse al mercado laboral.

Sin embargo, no es suficiente; el Banco Mundial señaló que para tener un impacto significativo y sostenido en el crecimiento, estas medidas deben complementarse con otras reformas estructurales.

Por ejemplo, incrementar la inversión pública requiere cambios en la estructura fiscal para aumentar los ingresos. El aumento de la participación de las mujeres en la fuerza laboral se beneficiaría de una mayor flexibilidad legal en cuanto a los horarios de trabajo y el trabajo desde casa, así como de la consagración del principio de igual salario por igual trabajo en la legislación laboral mexicana.

Pero, sobre todo, México necesita reformas para virar hacia una senda de mayor productividad. Entender las causas de la debilidad de la productividad de México y las limitaciones a su crecimiento y, por lo tanto, informar el diseño de estas reformas.

En cuanto al acceso al crédito, el Banco Mundial recordó que en el país existe la limitante de la concentración y la escasa competencia en el sistema bancario: tres bancos concentran más del 50 por ciento de los activos bancarios totales de México.

A su vez, los bancos con mayor poder de mercado se enfocan en los segmentos de mercado más rentables y cobran tasas de interés más altas, especialmente a las pequeñas empresas con garantías limitadas. Este impacto es más pronunciado en el sur del país, dado que sus empresas son más pequeñas y hay menos sucursales bancarias (menos competencia).

Por otra parte, los establecimientos más productivos se enfrentan a mayores cargas regulatorias y fiscales, que dificultan la asignación de factores hacia estas empresas.

“Esto es más preocupante durante las recesiones, que son exacerbadas por esta ineficiencia en la asignación. El informe estima que, si la asignación de recursos entre las empresas en México hubiera seguido un patrón similar al de Estados Unidos durante la crisis financiera mundial de 2008, la productividad mexicana sería 9% más alta”, acotó.

Con información de Proceso

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