Quirino Ordaz y la construcción de imaginarios 

Álvaro Aragón Ayala 

Quirino Ordaz Coppel le debe muchas explicaciones a la sociedad sinaloense por la construcción de escenarios falsos en los medios de comunicación para desacreditar a personajes políticos a los que quería poner de rodillas o domeñar y para intentar hacer cree que su gobierno era de los mejores calificados del país. El ex mandatario estatal debe rendir cuentas por el gasto multimillonario ejercido en el área de prensa y propaganda. 

De acuerdo a datos reportados primero por la organización civil Iniciativa Sinaloa y luego por los diputados de Morena de la 63 Legislatura, Quirino Ordaz derrochó mil 905 millones de pesos del 2017 al 2019 en el maquillaje de su imagen y en el pago de favores a quienes criticaban o descalificaban a personajes con los que no se sentía cómodo o quería controlar. De esos mil 905 millones, solo 70 millones 751 mil pesos le fueron autorizados o aprobados por el Congreso del Estado. 

Pero el gasto en comunicación social, área que le operaba Alberto Camacho y Jair Flores Téllez, fue más abultado. Aunque no hay todavía transparencia de la inversión del ex gobernador en los años 2020 y 2021, se sabe, eso sí, que Quirino Ordaz Coppel envió en el 2021, año de la elección estatal, a Jair Flores como jefe de prensa de Mario Zamora Gastélum, candidato del PRI-PAN-PRD a la gubernatura. Jair repartió recursos de manera directa y ofreció el pago de facturas atrasadas y la renovación de contratos publicitarios a quienes le “pegaran” a Rubén Rocha Moya y a su aliado Héctor Melesio Cuén Ojeda, del PAS. 

Por investigaciones de reporteros de Río Doce la sociedad se enteró que Quirino Ordaz otorgó antes del cierre de su gobierno un contrato de 15 millones de pesos al empresario Ricardo Salinas Pliego por “acciones de promoción” en el estadio de futbol Kraken, sede del club Mazatlán FC. Ese coloso deportivo fue “regalado” a Salinas Pliego por el gobierno quirinista. 

El contrato fue firmado en agosto del 2021 con la secretaría de Turismo, otro entre estatal que dilapidó recursos públicos en el pago de la publicidad quirinista. El gobierno de Quirino Ordaz cubrió los 15 millones en tres pagos de 5 millones de pesos, el primero el 16 de agosto, el segundo el 15 de septiembre y el último el 15 de octubre. 

El ex gobernador de Sinaloa también destinó 15 millones de pesos al portal Latinus que dirige Carlos Loret de Mola. El periodista Julio C. Roa reveló en su canal de Youtube, La Voz de Julio, los contratos que otorgó al medio de comunicación online, con fecha del 24 al 31 de marzo y del 7 de junio al 31 de octubre del 2021, lo equivalente a 81 mil pesos diarios durante el periodo señalado. 

El despilfarro importa por razones de peso: el dinero que usó Quirino Ordaz es dinero del erario público, recursos de los presupuestos que se pusieron a su disposición del 2017 al 2021. Fueron recursos “sacados” de otras áreas del gobierno estatal cubiertas meticulosamente por la Secretaría de Administración y Finanzas, la secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas y por los órganos de control de cada una de las dependencias con la complicidad de la Auditoría Superior del Estado. 

El periodismo que construye escenarios falsos ha sido uno de los vicios del estilo de la relación prensa-gobierno del viejo PRI, pues los medios, en esos gobiernos, no solo son utilizados para proyectar imágenes intachables de gobernantes y políticos corruptos, sino también para destruir la honra personal, pública y familiar de opositores o de personajes que estorban a la nomenclatura priista. Los medios -precisa el periodista Carlos Ramírez- 

“funcionaban como bocinas del establishment político del poder”. 

Quirino Ordaz Coppel prostituyó el ejercicio del periodismo y lo metió en el laberinto de construcción de imaginarios y elucubraciones alejados de la realidad. Durante los primeros 100 días de gobierno de Rubén Rocha Moya algunos comunicadores no han aprovechado la ventana al periodismo de crítica y denuncia porque quedaron pegado al viejo modelo priista, sin investigación, sin análisis ni prospección.  

El gobierno de Quirino Ordaz privilegio la adulación y premió a quienes se acercaban a él no en busca de información, sino de consignas; mantuvo a los “críticos” dentro de su “gabinete de comunicación alterno” y recibía con agrado asesorías y consejas desde los medios de comunicación de quienes en vez de evaluarlo desde un enfoque profesional le decían lo que debería o no de hacer.  

El ex gobernador anuló cualquier objeción contra su gobierno con millonarios contratos de publicidad, unos que saltan a la vista y otros armados “por debajo de la mesa”, y con producciones “editoriales”, con contenido falso, para intentar hacer creer que su gobierno era perfecto. La derrota en las urnas del PRI y sus aliados, el PAN, el PRD y los empresarios, determinaron que fue inútil la inversión de Quirino en materia de publicidad y propaganda. Por todos lados brota el estercolero quirinista. 

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