Sara Bruna y la amenaza del cambio gatopardo en la Fiscalía

Álvaro Aragón Ayala 

O la Fiscalía General de Justicia que lidera Sara Bruna Quiñonez Estrada profundiza su restructuración y sus acciones para sacar del estado de inercia y parálisis algunas áreas de investigación de delitos o la institución pasará a ser el símbolo de la transformación gatoparda del gobierno de Rubén Rocha Moya. La FGJ quedó atrapada en el viejo modelo priista que privilegió la impunidad y la corrupción.   

Si bien el gobierno de Rubén Rocha Moya demuestra las indiscutibles fortalezas de un nuevo esquema institucional de gobierno de y para la gente, es en la Fiscalía donde “se atora” el cambio verdadero. La dependencia es rehén de los intereses que permearon la distribución-asignación de las Vicefiscalías de Justicia, cesiones impregnadas por el tufo de las negociaciones a traspatio, premios de consolación o bonos de gratificación a grupos de la abogacía. 

Pese a que Rubén Rocha Moya se sacude la herencia maldita de los últimos gobiernos estatales neoliberales colocando los cimientos de la Cuarta Transformación, la Fiscalía General de Justicia ofrece las lecturas que, a falta de resultados, podría vender la idea de “los buenos avances”, difundiendo datos o estadísticas falsas en materia de investigación de delitos y en torno a la irreal disminución de la ola criminal en Sinaloa.  

La ratificación de Marco Antonio Almanza Avilés en la Policía Ministerial, desalentó al reducido cuerpo de agentes de investigación. Almanza jugó un papel protagónico en el desmantelamiento de la corporación, cuyos integrantes siguen sin contar con vehículos ni viáticos para el desarrollo de las indagatorias criminales. Los investigadores no gozan ni siguiera con seguro de vida.  

Elogio del crimen de Carlos Marx 

¿Qué pasaría en Sinaloa si de pronto, gracias a las funciones de Sara Bruna Quiñonez, se registran detenciones masivas de criminales, con carpetas de investigación abiertas, y que en acciones conjuntas con todo tipo de corporaciones policiacas se logre inhibir la perpetración de delitos hasta llegar a la tasa cero? 

En la “Concepción apologética de la productividad de todas las profesiones”, publicados después bajo el título de Elogio al Crimen, Carlos Marx estableció una especie de tesis vigente:  

EI filósofo produce ideas, el poeta poemas, el cura sermones, el profesor compendios, etc. EI delincuente produce delitos. Fijémonos un poco más de cerca en la conexión que existe entre esta última rama de producción y el conjunto de la sociedad y ello nos ayudará a 

sobreponernos a muchos prejuicios. El delincuente no produce solamente delitos: produce: además, el derecho penal y, con ello, al mismo tiempo, al profesor encargado de sustentar cursos sobre esta materia y, además, el inevitable compendio en que este mismo profesor lanza al mercado sus lecciones como una ‘mercancía’”…. 

Vaya, pues. El crimen en Sinaloa es una industria que oxigena económicamente las cadenas “productivas” y genera riquezas. Es una industria rentable. Sin la perpetración de crímenes y sin violencia sería imposible la existencia misma de la Fiscalía General de Justicia y del cuerpo de investigadores.  

Reuniones de seguridad  

Dos acciones esperanzadoras bajan del Congreso del Estado impactando a la Fiscalía General de Justicia que dirige Sara Bruna Quiñonez, y en las dos tendrá que ponerse a trabajar de inmediato. 

La integración a la Fiscalía de otra Fiscalía, la Especializada en Atención a Mujeres Víctimas de Delitos en Razones de Genero y la profesionalización de los agentes de investigación y de los responsables de las áreas “sensibles” de la institución. 

El Congreso Local modificó las leyes orgánicas de la Fiscalía General y del Poder Judicial dando paso a la creación de la nueva Fiscalía Especializada; y aprobó, con su respectiva Ley Orgánica, la Universidad del Policía.     

Los dos nuevos instrumentos si es que los sabe aprovechar servirán a los proyectos de Sara Bruna Quiñonez, si es que los tiene. La Fiscalía posee herramientas, pero permanecen en parálisis porque requieren de nuevas piezas o nuevos esquemas de trabajo. 

La nueva Fiscal necesita rescatar todas las áreas de la institución y activarlas para sacudirse el estigma del cambio gatopardo que ya ronda como “fantasma de mal agüero” por los pasillos y oficinas de la dependencia.  

O impone, pues, nuevos criterios para el ejercicio de las actividades propias en las Vicefiscalías  General, Regionales y/o Especializadas; en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción; en la Fiscalía Especializada en Desapariciones Forzadas; en la Fiscalía Especializada en Materia de Tortura; en el Órgano Interno de Control; en la Policía de Investigación; y en las Direcciones Generales, Direcciones de Unidad, Ministerios Públicos y Peritos, o está condena al fracaso y a pasar a la historia con una hoja de servicios peor que la que dejó  su antecesor Juan José Ríos Estavillo. 

Sara Bruna requiere aplicar toda su inteligencia y experiencia para sacudirse el viejo modelo de la Fiscalía priista promotora de la impunidad y la corrupción con un esquema de trabajo proactivo y profesional que le permita dar resultados inmediatos, preservarse en el cargo y vigilar y mantener bajo control a los Vicefiscales que obedecen a directrices externas. 

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