La UNAM, la UAS, Rubén Rocha y las universidades del PRI

María Margarita Free del Castillo 

Andrés Manuel López Obrador es “acosado” por los críticos de la derecha, del neoliberalismo y del priismo a ultranza, quienes tergiversan la posición presidencial en torno a la Universidad Nacional Autónoma de México, ubicada bajo el control de un grupo llamado Junta de Gobierno, con vínculos con Carlos Salinas de Gortari y otros expresidentes neoliberales.  

La UNAM está bajo la férula de un clan de 15 personas, especie de pandilla de “notables” que integran la Junta de Gobierno. Esas 15 personas, a diferencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa en la que participan más de 200 consejeros en el proceso electivo de Rector y directores de Escuelas y Facultades-, imponen al Rector y a las diferentes autoridades de la máxima casa de estudios del país. 

El amanuense de Juan S. Millán, ex gobernador del PRI, Arturo Santamaría Gómez -el mismo que intentó quedarse con la propiedad que alberga la Casa del Autista en Sinaloa-, hace una “defensa” mañosa y truculenta de la UNAM para criticar al presidente López Obrador, quien ha revelado el control que ejerce el ex rector José Narro Céspedes en esa casa de estudios. 

José Narro, ligado al salinismo es el heredero de la “idiosincrasia universitaria” de Jorge Carpizo, procurador general de la República de Carlos Salinas de Gortari. Carpizo fue uno de los creadores de la Junta de Gobierno en esa institución.   

Para argumentar la crítica contra López Obrador, Arturo Santamaría Gómez describe: “en los sesenta, en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, cuando AMLO era estudiante, muchos estudiantes militábamos en las diferentes izquierdas y dominábamos las discusiones académicas” ¡Qué tiempos aquellos, pues! La mutación de Santamaría ha sido sorprendente.  

En el 2010 definió su “línea periodística” a favor de Mario López Valdez, candidato del PRI-PAN-Convergencia; en el 2016 apoyó al candidato del PRI-PVEM, Quirino Ordaz Coppel, y en el 2021, este año, operó política, electoral e informativamente a favor de la candidatura de Mario Zamora Gastélum, de la alianza PRI-PAN-PRD. Aquel estudiante de izquierda de los años 70, ha participado en la madurez de su vida, en varios procesos electorales contra Morena y el proyecto de la Cuarta Transformación.  

Cargando con esos lastres, Santamaría revela lo que por años ha ocultado: la radicalización de la izquierda, en los años 70 y 80, de la Universidad Autónoma de Sinaloa” y el tropel de los estudiantes “enfermos”, que expulsaron a numerosos profesores que no comulgaban con sus ideas. Es decir. La negación de la Universidad, en el pasado, al pluralismo político e ideológico y sobre todo a la libertad de pensamiento. Explica que la izquierda sinaloense “tuvo una influencia en la UAS” por dos décadas (en la UAS, no en el exterior, no afuera del alma mater, lo que indica el empoderamiento de una sola corriente política al interior la Universidad). 

Aunque de la perspectiva neoliberal y pro-priista de Arturo Santamaría es natural que no lo reconozca (sus querencias están aún con el PRI-PAN-PRD), el rescate y democratización de la Universidad Autónoma de Sinaloa llegó en el 2015 con el ascenso a la Rectoría de un grupo de profesionistas liderados por Héctor Melesio Cuén Ojeda, que le apostaron a la construcción de la Universidad del Conocimiento y a sacar de campus del alma mater la grilla electoral y política. Así es como la UAS ha ido ascendiendo a niveles de excelencia académica y a institución competitiva a nivel internacional.      

Sostiene Arturo Santamaría que “con una baja e incluso nula presencia de los enfoques teóricos de la izquierda en la mayoría de las facultades y escuelas, en la UAS se expresa una referencia electoral por Morena y no por el PAS” ¿Entonces cómo explica el sonsonete que él mismo, Santamaría y otros jubilados, repiten sobre la supuesta UAS-PAS o UAS-Partido? La realidad es que en la Universidad no hay adoctrinamiento político. 

Es más que obvio: de constituirse la UAS en una universidad partido las preferencias electorales fueran para el PAS. Claro. El “razonamiento” de Santamaría no es muy válido porque acaba de salir de una competencia en la que su candidato Mario Zamora Gastélum, del PRI-PAN-PRD, perdió las elecciones. Las lecturas que envía son encontradas y carentes de razonamiento lógico.  

Guste o disguste, la nueva UAS es una especie de caleidoscopio en el que existe la libertad y el respeto y pluralidad de ideologías, en la que se cultiva, además, con entera libertad la diversidad de pensamiento, pero sobre todo es la Universidad del presente y el futuro, la Universidad del Conocimiento.  

El PAS, partido del centro izquierda, más de izquierda que del centro, se cocina afuera del alma mater, en el exterior, para no ser factor de inestabilidad ni estancamiento académico. La ideología del propio constructor de este partido, Héctor Melesio Cuén Ojeda, se inclina más a la izquierda, y lo refleja en las grandes movilizaciones que ha liderado para lograr el reconocimiento a la revocación de mandato, bajar los presupuestos a los partidos políticos, bajar los costos de la luz, etcétera, y en las acciones de participación social, a través de encuestas o plebiscitos, para dar fuerza a los posicionamientos sociales, políticos y legislativos de este partido. 

Las universidades del PRI en Sinaloa 

En el pasado proceso electoral el maquiavélico gobernador Quirino Ordaz Coppel puso a disposición del candidato del PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, a los directivos y la estructura operativa de la UAdeO, UPS, el Cobaes, Icatsin, el Conalep, la UAIM y las Normales, etc., para frenar el avance de Rubén Rocha Moya, candidato de la alianza Morena-PAS. 

El propio Quirino Ordaz, de manera especial, se encargó de la agenda periodística antiUAS, como un asunto personal, molesto porque, ahí, en esa universidad, un amplio segmento de universitarios milita, en lo externo, en el PAS, partido estatal al que nunca pudo dominar ni poner al servicio de Mario Zamora. 

Fueron los universitarios de la UAS y el PAS quienes no formaron parte del bloque de instituciones de enseñanza alineadas al PRI-PAN-PRD por el gobernador.   

En la UAdO todos saben que por encima de la rectora Sylvia Paz Díaz Camacho sobresale el verdadero rector y dueño de esa universidad: Quirino Ordaz Coppel, quien, contra la voluntad de los universitarios, operó para que fuera “reelecta” en la rectoría.  

En la UAIM Quirino instaló a María Guadalupe Ibarra Ceceña, quien le salió respondona. Ya con autonomía la rectora exigió darle el lugar que le corresponde a la Universidad levantando la ira del gobernador que ordenó la suspensión de recursos que por derecho le correspondían a la institución.  

El nuevo Rector de la UAIM, Ignacio Flores Ruiz, montó ya estrategias para desfilar al trote del alcalde morenista de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega. 

En la Universidad Pedagógica de Sinaloa, Quirino Ordaz es el rector sobre la rectora Alma Hortencia Olmeda Aguirre. En esa casa de estudios nada se mueve sin la orden de Quirino Ordaz. En la Escuela Normal Experimental de El Fuerte el director en funciones es Quirino Ordaz. 

Por indicaciones de Quirino Ordaz operaron también para el PRI-PAN-PRD los “rectores” de la Universidad Politécnica de Sinaloa, Universidad Politécnica del Valle del Évora y la Universidad Politécnica del Mar y la Sierra. También se fueron contra el proyecto de la Cuarta Transformación, los directores del Icatsin, el Conalep y el Cobaes. 

Con información de Mujeres Por Sinaloa

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