La foto democrática en Mazatlán

Palmiro Cervantes Jr. 

Para la historia: ahí está la imagen democrática de los dirigentes del PAS, encabezando el proyecto de participación inclusiva con la presencia diez de los doce regidores del próximo cabildo de Mazatlán. Sobresalen diez regidores, acuerpados por Héctor Melesio Cuén y que representan las voces del pueblo con interés de convertirse, en beneficio de la sociedad, en vigilantes y contrapeso político de la administración del alcalde Luis Guillermo Benítez Torres.  

En la foto figuran las estampas de políticos de diferentes filiaciones: morenistas, pasistas, priistas y panistas, únicamente dos regidores morenistas, no figuran en esa imagen y son, hasta ahora, los que se dicen fieles al edil mazatleco. 

En Mazatlán no hay precedente de un alcalde que, habiendo obtenido la más alta votación en su historia, no por méritos propios sino por el apoyo del PAS, no tenga la mayoría del cabildo y, menos, que un dirigente de un partido estatal se eleve como genuino representante de la sociedad, de los no escuchados y de los regidores que se oponen a las violaciones a la ley y a ser tratados con la punta del pie por el presidente municipal. 

Si hay antecedentes en Mazatlán de pésimos alcaldes: en cinco meses de gobierno municipal, allá por el año 2002, el hoy ex presidente, el petista Jorge Rodríguez Pazos, erosionó los vínculos entre gobierno y sectores locales, lo que derivó en su destitución y en la llegada de Gerardo Rosete, munícipe sustituto. 

El mal gobierno del alcalde, escondido con el tamiz oropelesco de la publicidad y la soberbia, el mal temperamento, las borracheras y las “crudas”, características de Benítez Torres, son la causa de que el munícipe no tenga de su lado ni siquiera a los regidores de su partido, menos de la coalición “Junto haremos historia”. El toque autoritario con el que le gusta gobernar ya tiene sus consecuencias políticas 

Hay antecedentes de gobiernos municipales, con esos y más negativos, que inician y se sostienen por la disciplina de partido, por indicación de un padrinazgo político o por el impúdico “maiceo” de prebendas. La historia marca a algunos alcaldes por el uso de los recursos públicos para pagar para que hablen bien de su administración o que recurren a otras artimañas para conservarse en el poder. 

Hay datos concretos, duros, de la falta de palabra de Guillermo Benítez, de la ausencia de seriedad para cumplir compromisos y de su alianza con personajes siniestros que saquean a su libre antojo las arcas municipales y de su falta de operación política y de la presencia de Héctor Melesio Cuén y grupos afines que están interesados en impedir que el alcalde atropelle la voluntad y los sentimientos del pueblo mazatleco. 

Falta a sus compromisos y a su palabra Benítez Torres, porque no hubiera sido candidato, como lo fue, y no lo fue por Morena, sino por el Partido Sinaloense ya que estaba impedido serlo por su partido porque en el momento de definiciones electorales estaba sujeto a un procedimiento jurídico por violencia de género en contra de la Síndica Procuradora. Morena ya lo había inhabilitado. Lo salvó el PAS y lo convirtió en su candidato. 

Lo que le ocurre a Guillermo Benítez Torrez es consecuencia natural de sus actos, porque, además de traidor, no ha sido un buen gobernante ni buen amigo dado que por en su ambición y prepotencia se desvinculó, incluso, de sus camaradas con los que inició hace más de tres años su proyecto por la alcaldía de Mazatlán y porque ya en el puerto las familias lo ven como un tipo malagradecido. 

En ese escenario, ciudadanos libres e independientes, grupos políticos y regidores electos, receptores de la voz o la voluntad del pueblo, se agrupan o reagrupan en torno a Cuén Ojeda, a quien le ven toda la autoridad moral, para que, unidos con él, de manera democrática, buscar constituirse en contrapeso para impedir que el Químico Benites destruya el municipio de Mazatlán.

El despertad ocurre en la antesala del cambio de gobierno y se hace manifiesto en una primera instancia con el argumento legal, de peso, de que a los regidores se les niega la participación en el proceso de entrega-recepción de una administración a otra. En concreto: el alcalde está obligado a hacer lo que indica la ley y si esta señala que los nuevos regidores deben participar en el proceso de entrega-recepción debe actuarse en consecuencia y abrir las puertas a los futuros regidores, pero igual, si no lo contempla, los regidores no deben mantenerse al margen. 

El problema estriba ahora en que el presidente municipal, con los delirios de persecución provocadas de sus “crudas crónicas”, seguramente elucubra y se espanta por la dupla Rocha-Cuén y, trastornado por el poder, en su intento por desacreditar al activo Héctor Melesio Cuén como eje articulador de los regidores en protesta, pretende por la mala frenar esa insurgencia ciudadana, cuya única intención es que se apegue a la ley en el ejercicio de sus funciones administrativas. 

El trabajo de inclusión y de democracia participativa de Héctor Melesio Cuén Ojeda y la suma de grupos en aras de un proyecto que solo exige el cumplimiento de la ley en las tareas municipales demuestra la lealtad de los regidores al pueblo mazatleco y manda la lectura de que en el cabildo no se van a dejar mangonear por Benítez Torres, acostumbrado a mentir y a ejercer el mando a través de insultos y amenazas.  

Es ahí, donde se ve que existe un interés democrático que justifica las acciones de los regidores contra las ilegalidades en el municipio. Los regidores afiliados y los grupos de mazatlecos agregados al Partido Sinaloense-, constituyen el mejor garante para proteger la autonomía municipal de Mazatlán y para que no se gobierne bajo el manto del atropello. 

El periodista Felipe Guerrero subió la foto a su portal de noticias y la circuló con un texto donde aparece el activismo político, la participación democrática de los regidores en torno a Héctor Melesio Cuén Ojeda. El retrato manda la lectura de que no se dejará avasallar por un gobierno intransigente, que de antemano ya le declaró la guerra al gobernador electo Rubén Rocha Moya, pero a quien se le pudiera hincar, así como lo hace ya con el gobernador saliente Quirino Ordaz Coppel. 

El alcalde Benítez es un tipo pendenciero, acostumbrado a los pleitos de cantina y a la rijosidad callejera, quien durante el pasado proceso electoral se mostró de cuerpo entero: agredió verbalmente a Mario Delgado, su dirigente nacional morenista y finalmente, aunque no logró su cometido, logró ser postulado para la reelección solo con el apoyo del Partido Sinaloense, a quien ahora trata con desdén. En la puja por la candidatura al gobierno de Sinaloa, demonizó a Rubén Rocha y al mismo Cuén Ojeda. 

O sea, con estas credenciales de borrachín peleonero del alcalde, la sociedad hace bien agruparse en torno al PAS y su dirigente Héctor Melesio Cuén para impedir que se cometan una infamia en Mazatlán. La incursión de Cuén en los asuntos políticos del puerto es positiva, pues es dirigente de un Partido Político Estatal aliado a la Cuarta Transformación; la sociedad aplaude que los futuros regidores den sobradas muestras de que no serán parte de la mansedumbre política del alcalde Guillermo Benítez Torres. 

Rocha Moya debe evitar actos de autoritarismo del Químico Benítez y respaldar la participación democrática en bien de la sociedad mazatleca.

Con información de Gremio News

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