2019: los ayuntamientos reprobados

José Luis López Duarte

En una votación municipio por municipio, este jueves el Congreso del Estado reprobó a todos los municipios en sus cuentas públicas del 2019, sobresaliendo el descuido, la negligencia, la arbitrariedad y la falta de oficio para ejercer el gobierno municipal, por lo menos en los municipios más grandes: Culiacán, Mazatlán y Ahome.

Como también la forma politizada de los votos del PRI y el PAN, que ante fallas similares votos desiguales, porque unos presidentes eran de MORENA y los otros de sus partidos, porque obviamente, como dijo el otro, los del PRI y del PAN no son malos.

Pero por el volumen de los recursos y la trascendencia de los municipios, vale la pena destacar Culiacán, Mazatlán y Ahome.

De los tres, Culiacán es el municipio que acumula más observaciones, entre las que destacan un subejercicio de 380 millones de pesos, pasivos sin fuentes de pago por 315 millones de pesos, pago de sobresueldos a regidores y funcionarios, incluidos el presidente municipal y la síndica procuradora con 550 mil pesos cada uno, se pagaron obras inexistentes (4), se asignaron el 89% de los contratos de obra por asignación directa, y un ejemplo muy palpable fue el de la reparación de calles por 32 millones de pesos y el de las luminarias por 80 millones de pesos.

En el caso de Mazatlán, hasta violaciones a la constitución señalan, como es el caso del concepto de “nómina especial de apoyo para vehículos y de apoyo en asesores se cubrieron sobresueldos por 5 millones 734 mil pesos en violación al artículo 147 de la Constitución Política del Estado de Sinaloa”.

Además, se omite documentación justificatoria en gastos diversos en por lo menos 4 millones de pesos, y también el 67 por ciento de la obra pública se contrató sin licitación.

En Ahome, la tierra del “Billy” Chapman, además de la ausencia de un plan de obra preciso y bajo las reglas de la administración pública, también acumula observaciones sobre obras pagadas y no realizadas, como también el signo distintivo de la discrecionalidad, cuando asignó el 80% de los contratos de obra pública sin licitación alguna.

En pocas palabras, específicamente en lo que se refiere a la obra pública, se despacharon con la cuchara grande y administraron como quisieron el recurso público.

Por eso, nunca fueron casualidad los pleitos de los tres con sus síndicas procuradoras en cada municipio, y los tres fueron demandados, enjuiciados y sentenciados, solo el “Químico” Benítez y el “Billy” Chapman, pero sin castigo alguno.

Así las cosas, veremos en los próximos 90 días si subsanan las observaciones que motivaron la suspensión de las cuentas públicas y regresan para que les aprueben entonces, o siguen luego en los tribunales y a ver hasta dónde llegan.

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