PRI, enfermo terminal

Guillermo Bañuelos

Nadie ignora que el PRI es un enfermo terminal sin expectativas, ni alternativas para reinventarse o no desaparecer. Como en una bancarrota, perdió casi todo lo que tuvo, y su militancia -otrora fiel hasta la muerte- está fraccionada. Es un cuerpo acéfalo, un ente difuso perdido entre la niebla que dejaron las derrotas del 2018 y 2021.

El PRI ha quedado en la orfandad al perder la Presidencia, las gubernaturas y los municipios y no vemos cómo podría resurgir. Las prerrogativas oficiales asignadas al partido -un enorme e improductivo aparato burocrático- son escasas y su sobrevivencia parece imposible al perder el sustento que le garantizaba el ejercicio del poder.

Aunque el diagnóstico es harto conocido, no está de más mencionar que su pérdida mayor es la desconfianza de una sociedad convencida del alto nivel de corrupción que marcó al PRI durante las ultimas décadas y al saqueo que supuestamente consumaron los gobernantes emanados de sus filas.

Esta percepción persiste a pesar de que el combate a la corrupción del gobierno de la 4T no incluye aun acciones contundentes para limpiar ese pasado, sin que los ex presidentes señalados sean enjuiciados y sancionados hasta ahora.

¿Qué pasará en el PRI Sinaloa? La pérdida de la gubernatura implica la pérdida de posibilidades para sostenerse siquiera anímicamente. El término del mandato de Quirino, quien llegó al poder gracias a una alianza del Verde con el PRI y el Panal, representa un problema mayor. ¿Cómo sobrevivir y volver a crecer sin dejar de ser una oposición digna y viva? Es la encrucijada.

Presenciamos ahora una discusión publica derivada del nombramiento de Quirino Ordaz que se centra en el qué pasará con su miitancia partidista.

Él -Quirino- repite que su nombramiento no tiene nada que ver con su militancia política. Sin embargo, el presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno, advirtió que antes de aceptar el encargo (que ya aceptó) Ordaz debe solicitar una licencia del Consejo Político Nacional del PRI para separarse de su cargo de Consejero, y que, de no concederle el Consejo tal petición, perdería su carácter de militante del partido. ¿Qué tanto interesa al gobernador mantener su militancia? Lo ignoramos, pero no lo vemos dudar entre su militancia y la Embajada.

El propio Andrés Manuel Lopez Obrador dio respuesta puntual al posicionamiento del dirigente priista. Reclamó que los líderes partidistas amenacen a sus militantes por integrarse a la administración publica federal, lo que calificó como “inmoral e indigno”, y refrendó que los nombramientos a ex gobernadores salientes, como Quirino, tiene que ver con “un servicio al país en el extranjero”.

Incluso, sostuvo que “no estamos pidiendo que renuncie Quirino a su militancia ni a sus libertades, eso es inmoral. Se trata de ayudar al país. En este caso, es sabido que no son buenas las relaciones con España, que estamos procurando que se mejoren y Quirino va a contribuir con este propósito”, dijo.

Quirino mencionó que se trata de una decisión personal, que ya aceptó el encargo, y que éste “es un reconocimiento a Sinaloa” y a su “hoja de vida” y a su trayectoria pública.

Pero es indudable que para AMLO, la 4T y Morena, sí importa el factor militancia. Nadie ignora la fidelidad absoluta que exigen a sus colaborades y el celo hacia cualquier cuadro político ajeno, al grado de exigir a los funcionarios de cualquier nivel la firma de una carta formal de fidelidad a su proyecto político.

Las repercusiones del nombramiento serán inmediatas en el PRI estatal, del cual, al ser gobernador, como lo marca el librito tradicional del PRI, Quirino es líder indiscutible de un partido que perdió casi todas las posiciones que ostentaba, desde la presidencial de la República, las gubernaturas y los municipios.

Después de Quirino, el PRI quedará a la deriva como un becerro lepe pues sus líderes morales, tradicionales o de facto
-quienes gracias al PRI obtuvieron sus mayores glorias- están alejados de él. No vemos quién levante la mano y exprese una decisión de riesgo para sumarse a una acción emergente de rescate o algo que se parezca a esto. ¿Qué más puede suceder en el viejo partido? Todo. A propósito, el 2024 está aquí.

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