SHCP: restablecimiento, no recuperación; PIB promedio anual de 1.7% en 2019-2027

 Carlos Ramírez

El gran desafío económico productivo del hoyo de -8.3% de PIB en 2020 estaba en decidir una reactivación reorganizada del crecimiento o aprovechar un rebote por el fin del confinamiento. Los Criterios Generales de Política Económicas para 2022 de la Secretaría de Hacienda carecen de una propuesta de inducción y agotan las posibilidades de crecimiento económico al concepto de restablecimiento de la producción; es decir, que la economía reanude su crecimiento como pueda, no como debe.

En este sentido, las expectativas de Hacienda para el mediano plazo son bajas en materia de actividad económica: aún cuando el PIB de 2021 se fije en 6.3% y de 4.1% para 2022, la tendencia del crecimiento económico seguirá estando debajo de las expectativas. Las cifras oficiales señalan un crecimiento promedio anual del PIB de 1.7% para el periodo 2019-2027 –sexenio y medio–, comparable a la baja con el 2,.2% promedio anual registrado en el ciclo neoliberal de 1983-2018 y más abajo del 6% promedio anual del periodo populista 1934-1982.

La explicación de estos saldos se debe localizar en el agotamiento del viejo modelo de desarrollo económico de 1934-2018 y la incapacidad de las élites gobernantes que impulsaron el Tratado Comercial con Estados Unidos para construir un nuevo modelo de desarrollo productivo para las nuevas necesidades de globalización de la economía. En lugar de reconstruir la capacidad productiva, los gobiernos de Salinas a Peña Nieto se asentaron en la estructura industrial, comercial y agropecuaria del priísmo económico y el TCL sólo intensificó la maquilización productiva de la economía mexicana.

La 4ª-T ofertó el agotamiento del modelo neoliberal y anunció un ciclo posneoliberal. Sin embargo, el presupuesto y la política económica de Hacienda sólo reafirma la parte de reconstrucción de la rectoría del Estado en la economía, pero sin potenciar una gran reforma del sistema productivo en la industria, el comercio, el campo y los servicios.

En este contexto, el proyecto 2022 de política económica de Hacienda sólo va a administrar la asignación prioritaria de gastos a los objetivos presidenciales, pero dejará pasar la oportunidad para mantener ese camino pero al mismo tiempo reconstruir la capacidad productiva de la economía. Por eso el proyecto se agota en el restablecimiento del ritmo productivo por la dinámica misma de los sectores en función de sus propias y muy limitadas capacidades y desaprovechó la oportunidad para proponer con el nuevo secretario Rogelio Ramírez de la O una reconstrucción de la capacidad productiva de la economía con un verdadero acuerdo con el sector privado y el sector laboral.

El otro dato que revelan los documentos 2022 de Hacienda registra el hecho de que la economía estadunidense no alcanzará a convertirse en la locomotora del crecimiento a favor de los vagones productivos mexicanos: el PIB promedio anual de 2019-2027 de México será de 1.7%, contra el 2.1% previsto para la economía de Estados Unidos, lo que quiere decir que el ritmo estadunidense no potenciará la dinámica productiva mexicana.

El PIB promedio anual de 1.3% en 2019-2024 es menor a la tasa inflacionaria promedio de 4.5%, debajo de la tasa de crecimiento anual de la población económicamente activa de 2%, menor al 1.9% de la tasa demográfica y más pequeña que la tasa de 4.2% de desempleo. Estas cifras revelan que el PIB promedio anual en este sexenio no alcanzará a atender las exigencias de una economía del tamaño de la de México.

La tendencia limitada de la capacidad productiva de México se registra en los Criterios de Hacienda para 2022: el restablecimiento económico –que cumple con las características de un típico rebote— apenas será suficiente para salir a finales de 2022 del hoyo recesivo de -8.3% de 2020 y la expectativa para 2025 en adelante es una meta de apenas 2.5% de PIB promedio anual, apenas arriba del 2.2% promedio anual del ciclo neoliberal salinista.

Lo que queda claro en los documentos de Hacienda es que la crisis estructural de la economía –no la de los rebotes productivos– podría ser un factor clave en la designación del candidato presidencial de Morena y en la configuración de candidatos opositores.

Con información de Indicador Político

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