Ante el repudio del pueblo de México, van con los “gringos” a pedirles chichi

Felipe Guerrero

Dios los hace y ellos se juntan. Es patético ver a los dirigentes del PRI, PAN y PRD en el extranjero acusando al pueblo de México de narcotraficante y haciéndose los perseguidos políticos, como si en realidad el pueblo los siguiera por su honestidad y entrega a las causas más justas y nobles. ¡Uff!

No les interesa rectificar, impulsar cambios de fondo en sus partidos para reivindicarse ante el pueblo de México y enfrentar con un proyecto de nación distinto al régimen de López Obrador. Su naturaleza neoliberal y depredadora, no los hace pensar diferente. Se aferran a sus privilegios del pasado.

Acuden al extranjero porque según ellos sufren persecución política, cuando son prácticamente una oposición a la baja unos, y en vías de extinción otros, sin la impunidad de antes para cometer las fechorías por las que deberían ser juzgados.

Acusaban al Presidente López Obrador de mandar al diablo a sus instituciones, pero ahora hacen lo mismo, y alegan del actual gobierno el uso faccioso de los órganos de justicia. Por supuesto, tratan de evadir su presunta responsabilidad en el saqueo del país y las pruebas contundentes del contubernio, el desvío de recursos, el lavado de dinero y el enriquecimiento ilícito, en vez de dar la cara y responder ante las instituciones.

Es la palabra de ellos contra las investigaciones de la FGR, la Unidad de Inteligencia Financiera y las decisiones de la Suprema Corte. Pero en lugar de comparecer para defenderse de las acusaciones huyen del país y acuden al expediente de la “persecución” y de la “inocencia”. Asì se cobijan unos con otros y se curan en salud, como si el pueblo de México no los conociera y, por lo mismo, consecutivamente los haya reprobado en las urnas.

Allá, en el extranjero, los Marko Cortes (PAN), los Chuchos (PRD), y los Alito Moreno (PRI), no se tocan el corazón para difamar a la voluntad mayorítaria, afirmando que detrás de cada voto que los derrotó hay un narcotraficante, como si tuvieran la calidad moral y política para señalar lo que ellos engendraron y con lo que convivieron durante años.

Finalmente, y en palabras llanas, ya destetados por el pueblo de México, van y corren con los gringos a pedir que intervengan para que ellos les regresen la chichi de la que mamaron más de 30 años. A parte de pícaros, son cínicos y entreguistas. No pueden ser menos. (FG Televisión).

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